En los últimos años, se ha vuelto habitual ver fotos de Bull Terriers con colores de manto o características físicas que no se ajustan al estándar oficial de la raza. Algunos incluso describen estos ejemplares como “exóticos”, presentándolos como algo especial, raro o deseable. Sin embargo, esto representa un problema grave que, como criadores, amantes y defensores de la raza, no podemos ni debemos normalizar.
El estándar del Bull Terrier —tanto en su versión estándar como miniatura— está claramente definido por organismos oficiales como la FCI o el Kennel Club. Dentro de esos parámetros, se especifican los colores aceptados, la pigmentación del ojo (que debe ser negra o marrón muy oscura), la proporción corporal, la mordida, entre muchos otros aspectos que ayudan a mantener la salud y la esencia del perro que tanto amamos.
Cuando aparece un perro con manto hígado (liver), azul, merle u ojos claros, estamos ante un ejemplar que genéticamente no cumple con el estándar. Lejos de tratarse de una característica “rara y deseable”, estas variaciones pueden estar relacionadas con problemas de salud como sordera, enfermedades dermatológicas o inmunológicas, y deben ser evaluadas con responsabilidad.
Uno de los principales riesgos que encontramos es una salud comprometida: los colores diluidos pueden ir asociados a problemas de piel, alergias y otras patologías.
Desde la ética reproductiva, utilizar perros con faltas genéticas en la cría compromete el futuro de la raza. Estos cachorros pueden nacer con predisposición a enfermedades o continuar propagando características no deseadas.
Dejemos de guiarnos por modas o estéticas temporales. Seamos responsables, informémonos y no nos dejemos llevar por lo “diferente”.
Como criadores y amantes de los Mini Bull Terriers, nuestra responsabilidad va más allá de criar cachorros adorables. Se trata de proteger una raza con historia, salud y equilibrio. No todo lo diferente es bueno, y no todo lo que brilla es oro. Si queremos Bull Terriers fuertes, estables y felices, debemos criar y educar con criterio, no con modas.