A veces, la genética nos da sorpresas. Y en la cría de Mini Bull Terrier, una de esas sorpresas puede ser el nacimiento de un cachorro con un color poco común: el liver.

Hace poco, en una camada llena de ilusión y expectativas, apareció un pequeño con una tonalidad distinta a la habitual. Su trufa no era negra, sino marrón. Sus ojos, lejos de la profundidad oscura típica de la raza, reflejaban un tono ámbar hipnótico. Y su pelaje tenía un matiz marrón chocolate que lo hacía único. ¿Cómo había ocurrido esto?
El color liver no es un capricho del destino, sino el resultado de la herencia genética. En el Bull Terrier, el color del manto y la pigmentación están determinados por varios genes, pero hay uno en especial que juega un papel clave en este fenómeno: el gen B.
- La mayoría de los Bull Terrier tienen el gen B dominante (BB o Bb), lo que les da una pigmentación negra en la trufa y el contorno de los ojos.
- Pero cuando un cachorro hereda dos copias del gen recesivo (bb), la eumelanina (el pigmento responsable del negro) se diluye, transformando el color en un tono marrón o “liver”.
Lo curioso es que los padres pueden no ser liver, pero si ambos son portadores del gen b, existe la posibilidad de que en su descendencia aparezca este color tan particular.
El liver es un color llamativo, diferente, casi exótico en la raza. Sin embargo, no está reconocido en el estándar oficial del Mini Bull Terrier, que exige una pigmentación negra en la nariz y los ojos. Esto significa que un cachorro liver no podría participar en exposiciones ni ser recomendado para la cría dentro de programas que buscan preservar el estándar.

Pero más allá de los estándares, lo verdaderamente importante es la salud y el bienestar del perro. Y en este sentido, aunque el liver no suele traer problemas de salud asociados, sí se ha observado que estos perros pueden ser más sensibles al sol y necesitar un poco más de protección en su piel.
Si alguna vez ves un Mini Bull Terrier liver, no lo descartes por su color. Su genética no le impide ser un perro fuerte, enérgico y leal, como cualquier otro de su raza. Puede que no cumpla con los estándares de competición, pero sí cumple con lo más importante: ser un compañero de vida inigualable.
Averiguando todo esto porque no le encontrábamos sentido alguno, encontramos una familia que lo acogió con los brazos abiertos.
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